Dado que el son cubano se caracteriza por su instrumentación rica y distintiva, me inspiré en ellos: el tres cubano, la tumbadora, el bongó, las maracas, la marímbula, la botija y la clave que le da un patrón rítmico fundamental al son.
También escogí la palmera real por ser el árbol nacional de Cuba.
La trama fue generada considerando el baile que es enérgico y sensual, predominando los colores cálidos que evocan alegría y pasión. (Diana Linde)